lunes, 30 de julio de 2007

Las otras fiestas latinas

El mundo, 18 de julio de 2007


Cualquier iniciativa que ayude a romper con los tópicos es una buena noticia. Pero en este caso el mérito de la idea de los Arboles parlantes va más allá de su carácter rupturista porque es una de esas propuestas buenas, bonitas y baratas que debería adoptarse como un elemento más del Retiro. Lo de romper con el tópico viene porque a pesar de que Madrid se ha convertido en una ciudad multirracial, le queda mucho tiempo y un par de relevos generacionales para transformarse en una capital multicultural. Es decir, un lugar en el que el pasaporte no predisponga a pensar que unos u otros se divierten de una forma concreta y que no estemos convencidos, por ejemplo, de que la Fiesta Nacional de Colombia será un fiestón en el que lo único que habrá serán vallenatos y que los colombianos, ya se sabe, estarán perreando con el reaggeton todo el día. Algo de eso hay en esta fiesta que se celebra oficialmente el próximo viernes pero que lleva ofreciendo actos desde la semana pasada. Habrá conciertos, música para bailar, pero también estará presente una parte esencial de la cultura colombiana: la literatura. El domingo, gracias a estos actos festivos, los árboles del Retiro se pasaron el día recitando versos. No, no se trataba de actores vestidos de árboles, ni de poetas subidos a las ramas y gritando sus versos, sino de una instalación sonora en la que se oyeron los versos de poetas como Meira del Mar, Alvaro Mutis, Darío Jaramillo, León de Greiff o Carlos Castro Saavedra, entre otros.
La semana pasada también, pero en esta ocasión como parte de un ciclo que va a durar todo el verano, la literatura que viene de Latinoamérica tuvo su sitio en El Bandido Doblemente Armado (calle de Apodaca, 3). Era uno de los recitales del I Ciclo de Narrativa Los Bandidos Mudos, organizado por la editorial Salto de Página, la librería-café y la revista Corte Latino. Salto de Página es una nueva editorial que presta especial atención a la literatura latinoamericana. Dos de sus autores, con libro recién publicado, han participado en este ciclo. El primero fue Alejandro Hernández, autor de Algún demonio, una novela certera, de un guionista (ha trabajado con Mariano Barroso o Manuel Martín Cuenca) que ofrece una visión irónica y nada maniquea de una Cuba poco conocida.
Y el otro autor es Carlos Salem, una especie de Bukowski de Malasaña (el símil es muy recurrente, tiene un bar en la calle de San Vicente Ferrer que se llama como el escritor y donde hacen frecuentemente jam sessions de poemas y relatos) con mucho sentido del humor y nada de ridículo, que ha volcado en su disparatada Camino de ida, una novela de perdedores entrañables. Además de estos escritores de esta editorial, en el ciclo han participado otros autores, como Sergio Rodríguez y la autora de Alianzas duraderas (Lengua de Trapo), Cristina Cerrada
MARTA AGUIRRE

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